El Carnaval de Binche, un festejo que aúna tradición y juventud
Es una de las fiestas más antiguas de Europa y el mundo.
Las fiestas más juveniles conviven con el desfile más tradicional en el Carnaval de Binche, una localidad valona al sur de Bélgica que celebró hoy el día grande de las festividades carnavalescas que dan tanta fama al municipio, pese a la lluvia y el viento que azotan estos días el país.
Visitantes del resto del país, de la vecina Francia y de otros lugares del mundo, han llegado hasta Binche, una localidad cercana a Mons y a una hora de Bruselas, para asistir a una de las fiestas de carnaval más antiguas de toda Europa.
"Vine por primera vez hace diez años y desde entonces quería volver", relató a Efe Tania, una mexicana que ha viajado hasta Bélgica para asistir al Carnaval de Binche.
Los amantes de ese carnaval han tenido además suerte. Las fuertes ráfagas de viento de los últimos días han obligado en Bélgica a cancelar varios cortejos carnavalescos, como el de Rosenmontag, en La Calamine, y el de Alost (norte), uno de los más célebres y conocido por ser especialmente satírico con la clase política belga.
Pese al mal tiempo, muchos visitantes y vecinos de Binche salieron a la calle a presenciar en primera fila el tradicional desfile de "Mardi Gras", que un año más contó con los lanzamientos de naranjas por parte de los participantes, del mismo modo que se lanzan chucherías en las cabalgatas de Reyes Magos en España.
Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 2003, unas 100.000 personas visitan cada año el Carnaval de Binche, que tiene su apogeo en el "Mardi Gras" o martes de carnaval, señaló a Efe una portavoz del Ayuntamiento, Marie L'Empreur.
Se trata de una de las celebraciones más antiguas de Europa, cuyos orígenes no están claros y se remontan a una larga tradición oral, y que además de los tres días seguidos de celebraciones tiene varias fiestas durante las semanas anteriores.
El pueblo entero se convierte durante el día grande del carnaval en un punto de encuentro de jóvenes de varias nacionalidades con muchas ganas de divertirse, motivo por el cual muchos bares se convierten en discotecas improvisadas.
El Carnaval de Binche no se entendería sin la figura de los "Gilles", unos personajes enmascarados ataviados con sombreros y trajes tradicionales y llamativos que desfilan al son de tambores por las calles de Binche durante la época de carnaval, cuyo origen es anterior al siglo XVIII.
Alrededor de 1.000 "Gilles" desfilaron hoy por las calles de este municipio, tras un proceso de preparación que implicó la coordinación de varias organizaciones que hacen posible la celebración del carnaval.
Existen varias hipótesis acerca del origen de este personaje, aunque la más aceptada es la escrita por el periodista Adolphe Delmée en el siglo XIX, que aseguraba que los "Gilles" son descendientes de un disfraz de inca que apareció en 1549 y sedujo a los habitantes por su traje exótico y colorido.
Solo los hombres nacidos o residentes en el pueblo desde hace más de más de cinco años pueden llevar el traje y la máscara del "Gilles", un uniforme que está patentado y no se puede llevar fuera de la localidad y cuyo precio de alquiler ronda los 300 euros.
Las mujeres tampoco pueden disfrazarse de las otras agrupaciones protagonistas, que son los arlequines, los "paysans" y los "pierrots", las cuales -al igual que los "Gilles"- deben contratar un grupo de música que amenice sus desfiles por las calles de Binche.
Los jóvenes son los otros grandes protagonistas de este Carnaval.
Un gran número de niños residentes en Binche forman parte del pasacalles vestidos ya sea de "Gilles" o de arlequín, bajo la atenta mirada de otros tantos pequeños ansiosos.
Tras dos días de fiesta y desfiles tradicionales, hoy el "Mardi Gras" comenzó al amanecer, aunque los puntos fuertes fueron las del gran desfile de los "Gilles".
Una ceremonia final en la Grand-Place con fuegos artificiales pone fin a una edición más de un carnaval.
EFE